Y entonces, ¡zas! El destino, que tiene un sentido del humor más ácido que un limón con mala leche, decidió que esos informes manuscritos, digamos… “explosivos”, acabaran en mis manos.
Justo cuando andaba yo a lo mío, me topé con el tesoro.
Desde ese momento, he engullido cada línea de aquellos manuscritos, cada técnica, como si fueran croquetas recién hechas.
He llegado a tener en mi poder el Santo Grial de la persuasión, el manual secreto para dominar mentes.
Métodos tan potentes que ni los gurús del marketing, esos que te venden humo con powerpoint, conocen.
Elije tu destino
Yo también quiero dominar mentes…
La la ra la la, yo a lo mío…